La mujer puertorriqueña estaba enseñando una clase en la escuela secundaria Stuyvesant High School, a pocas cuadras del World Trade Center, cuando las Torres Gemelas colapsaron frente a sus ojos la mañana del 11 de Septiembre de 2001.
“Yo estaba allí y vi todo lo que pasó. Vi gente herida que trabajaba allí; vi a policías y bomberos entre los escombros”, recuerda Cross.
“Al regresar a la escuela para limpiar los salones, nos tocó respirar todo ese polvo y las cenizas”, agrega la hispana que hoy en día forma parte de los cientos de pacientes del 9/11 que son atendidos en el World Trade Center Environmental Health Center del Hospital Bellevue en Manhattan.
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