La terapia, de la cual no se ofrecen detalles en el artículo, se aplicó en dos tipos de ratones: en un modelo que reproduce la progeria, una enfermedad rara que en el ser humano provoca un envejecimiento prematuro y agresivo desde el nacimiento. El otro fue ratones con una vejez natural.
En los primeros, el tratamiento prolongó la vida en un 30 por ciento. Si trasladáramos esta cifra a humanos, estaríamos hablando de unos 25 años en una persona con una esperanza de vida de 80 años, aunque aún es muy difícil extrapolar esta cifra, explicó el autor principal del estudio, Juan Carlos Izpisúa.
En los ratones normales, la estrategia mejoró la capacidad de reparación de los músculos y del páncreas, o sea, se eligieron estos dos órganos, como se podían haber elegido otros para ver su recuperación.
Creemos que los efectos rejuvenecedores se van a observar en todos los tejidos y órganos porque las bases moleculares del envejecimiento son comunes. Los ratones no son humanos y sabemos que será mucho más complejo rejuvenecer a una persona, destacan.
Sin embargo, los investigadores explican que la receta utilizada para rejuvenecer no es nueva. Recurrieron a una técnica de reprogramación celular desarrollada por el científico japonés Shinya Yamanaka, cuyo hallazgo le mereció un nobel de medicina.
Con esa mezcla de cuatro genes se puede devolver las células adultas a su estado primigenio de células madre y después transformarse en cualquier tipo celular, entre ellas, neuronas, células cardiacas, musculares.
El grupo de Izpisua utilizó el mismo procedimiento, aunque sin llegar a completar el proceso. Tomaron células de la piel de ratones con progeria y las reprogramaron con el cóctel genético de Yamanaka durante un periodo de tiempo más corto. En lugar de las dos o tres semanas necesarias, se completó en 2-4 días.
Con esta reprogramación parcial se eliminaron los signos de envejecimiento manteniendo su identidad. Las células de la piel eran más jóvenes y totalmente funcionales.
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