El juez John G. Roberts, presidente de la Corte Suprema, fue el encargado de tomar juramento a Trump, quien también posó su mano sobre una biblia familiar; mientras que el magistrado Clarence Thomas hizo lo mismo con el nuevo vicepresidente, Mike Pence.
A las 11:30 hora local comenzó en el Capitolio, sede del Congreso, la ceremonia de investidura de Trump, quien contra todos los pronósticos se impuso en las elecciones de noviembre último a la demócrata Hillary Clinton.
La excandidata presidencial y su esposo, el expresidente Bill Clinton, se incluyen entre las figuras políticas que participan este viernes en la inauguración, junto a los también exmandatarios George W. Bush y Jimmy Carter, y el jefe de Estado saliente, Barack Obama.
Sin embargo, la juramentación de Trump está marcada por numerosas protestas en Washington DC y todos los estados del país, además de por la actitud de medio centenar de congresistas demócratas que decidieron no asistir a la ceremonia.
De hecho, los organizadores del desfile inaugural que se realizará después que el mandatario realice su primer discurso como presidente, acordaron reducir la duración de la marcha de 120 a 90 minutos, ante el temor de que haya interrupciones.
Expertos en el tema dudan que la ceremonia logre atraer a una cifra similar a los casi dos millones de ciudadanos que asistieron a la toma de posesión de Obama en enero de 2009.
Trump llega a la Casa Blanca como uno de los mandatarios más impopulares de la historia norteamericana, según reveló una encuesta reciente del diario The Washington Post y la cadena ABC News.
De acuerdo con el sondeo, solo un 40 por ciento de los ciudadanos aprueba la forma en que lideró el proceso de transición del poder en las últimas semanas, cifra inferior al 80 por ciento de aval que recibió Obama al asumir su primer período al frente del país, en 2009.
Como presidentes electos, George W. Bush, William Clinton y George H. W. Bush tuvieron índices de popularidad similares a Obama, con 72, 81 y 82 por ciento, respectivamente.
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