Cultura

Insólitas conexiones inundan galería de EE.UU.

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Washington, 21 mar.- Encontrar hoy la relación entre imitaciones de esculturas griegas, lámparas de luces led, ruecas de cristal, rejas de hierro o banderas antiguas podría parecer una tarea fuera de toda lógica.

Pero tales vínculos, a simple vista descabellados, pueden ser tan fluidos como los caminos que seguimos cuando entramos a Internet buscando información relacionada con el cine y terminamos en una página sobre autos o sobre los hábitos alimenticios de los osos pandas.

Esa característica de la red de redes, en la que solemos saber cuál es el inicio de la travesía pero no a dónde nos llevará, es, en parte, el motivo que inspiró la singular exposición Conexiones, que se exhibe de forma permanente en la Galería Renwick de la capital estadounidense.

Se trata de una presentación dinámica de más de 80 piezas que celebra la artesanía como disciplina artística y propone un enfoque para vivir de manera diferente con el mundo moderno.

De acuerdo con la institución cultural, la instalación incluye algunas de sus obras icónicas junto a adquisiciones obtenidas durante una renovación del museo, las cuales ocupan sus salas por primera vez.

La curadora Nora Atkinson seleccionó los objetos y concibió la presentación innovadora que rompe con formatos típicos basados en fechas de elaboración o materiales empleados, para centrarse en la interconectividad de las artesanías y las historias superpuestas que relatan.

Entre las obras, que fueron elaboradas desde la década del 30 del pasado siglo hasta el presente, sobresalen trabajos como Escritura antigua (1936), de la destacada artista textil germano-norteamericana Anni Albers; o Cilindro Manta (1984), del escultor estadounidense especializado en vidrio soplado Dale Chihuly.

Las creaciones más contemporáneas incluyen la bella pieza Mandara (2005), un exquisito trabajo del italiano Lino Tagliapietra en el que se unen burbujas de vidrio para crear bandas de color; y El nacimiento de Eva (2013), un vitral de la norteamericana Judith Schaechter.

Seductora resulta la Rueda giratoria (2007) del también local Andy Paiko, una rueca de casi dos metros de altura cuyas piezas de cristal aluden al estilo constructivo de edificaciones antiguas; o el portón con el que el escultor Albert Paley comenzó a adentrarse en el mundo del hierro y la ornamentación arquitectónica.

Como pudo comprobar Prensa Latina, el paso de una obra a otra se recomienda a partir de marcas colocadas en el piso de las salas, que a modo de hipervínculos conducen al público por toda la exposición.

Sin embargo, ese camino no se sigue de forma lineal, sino que cada pieza guarda algún nexo con otras tres artesanías, entre las cuales el visitante debe escoger la próxima parada para convertirse en el autor de su propio recorrido.

De ese modo, se subvierte el criterio del curador como autoridad absoluta y desaparecen las jerarquías, con el fin de que contemplación e interpretación se combinen en un movimiento por el mundo físico como si se tratara del universo digital.

Por Martha Andrés

(PL)