El relato del profeta Zacarías, la caída del hombre y su expulsión del paraíso, o la creación del sol, la luna y la tierra, se muestran con su sello renacentista en pleno siglo XXI y convocan a la admiración de quienes observan las imágenes entre el ajetreado movimiento de la vida contemporánea.
Pero el escenario de esa contemplación no es la famosa Capilla Sixtina, en tierra europea, sino la estación World Trade Center del metro de la ciudad estadounidense de Nueva York, donde desde el pasado 23 de junio y durante un mes se exponen reproducciones de los frescos de la famosa edificación.
Bajo el título Up close: La Capilla Sixtina de Miguel Ángel, la muestra consiste en 34 fotografías digitales que muestran en tamaño casi real imágenes icónicas de la importante obra del artista italiano.
En el espacioso y bien iluminado salón de la terminal de metro, diseñada por el arquitecto español Santiago Calatrava e inaugurada en febrero de 2016, los caminantes casuales o quienes van directamente en busca de la exposición pueden apreciar las piezas de cerca en todos sus detalles.
Para aquellos que las han visto en Roma y quieren una mirada más cercana, o para las personas que nunca han hecho el viaje, pero desean experimentar el arte, las reproducciones ofrecen una oportunidad única de sentir personalmente obras maestras como La Creación de Adán y El juicio final, indicó una nota de prensa sobre la muestra.
La compañía Westfield Corporation, organizadora del evento cultural, la describió como una exposición con calidad de museo que proporciona a los espectadores un sentido de las pinturas originales de Miguel Ángel.
‘Hay pocas obras de arte tan queridas como los frescos de la Capilla Sixtina. Nos emociona presentar esta hermosa exhibición en nuestros centros del país y dar a los visitantes la oportunidad de experimentar la obra de una forma cercana e íntima’, expresó Scott Sanders, director creativo de Entretenimiento Global en Westfield.
El tamaño de las imágenes, tomadas por el fotógrafo austriaco Erich Lessing, va desde los tres metros de altura de la mayoría de las piezas hasta la imponente dimensión de 12 por 12 metros de El juicio final.
Miguel Ángel comenzó su decoración de la bóveda de la Capilla Sixtina en 1508 por encargo del papa Julio II y terminó el trabajo cuatro años después, durante los cuales convirtió la ideal del pontífice de representar los 12 apóstoles en una obra mucho más amplia y compleja.
Luego, a petición de Clemente VII y Pablo III, aceptó pintar en la pared del altar El juicio final, iniciado en 1536 y finalizado en 1541, para completar la creaciones que en la actualidad atraen seis millones de turistas al año.
En el caso de la reproducción presente en territorio estadounidense, tras cerrar el 23 de julio en Nueva York se trasladará al Westfield Garden State Plaza, en el estado vecino de Nueva Jersey, a partir del 1 de septiembre.
Más tarde, viajará a las ciudades de Sacramento, Los Ángeles y San Diego, en California; Seattle, Washington; Chicago, Illinois; y Annapolis, Maryland. (PL)
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